Poco a poco le voy ganando tiempo al tiempo y me voy
poniendo al día. Esta tarde termina la fase eliminatoria del concurso y por fin
sabremos la lista de semifinalistas. Esta tarde pongo a prueba mi criterio y
estoy preparado para un tirón de orejas por haberme saltado arbitrariamente
violinistas que el jurado considera válidos.
En todo caso es hora de reportar la sesión de ayer, día 4
que no estuvo exenta de momentos interesantes.
Y es que una vez pasados los efectos psicotrópicos de la sobresaturación de concursantes,
la consabida consonancia queda en segundo plano poniéndose de relieve ciertas
contradicciones en la interpretación.
Si entendemos la música como un lenguaje en seguida
concluiremos que independientemente del instrumento que se utilice el fin
último es la comunicación. Es en la propia trasmisión del mensaje (insisto, se
utilice el instrumento que se utilice) donde surgen no solo contradicciones
sino también confrontación de criterios.
La primera y más evidente nace entre el significado del
mensaje que se emite y la percepción de los detalles que se reciben, ambas –significado y percepción – subyugadas por
variables inevitables como el estado
anímico ó condición física. Variables mundanas sin duda y es que la música no
está exenta de limitaciones cotidianas. No en vano está hecha, interpretada y
disfrutada por seres humanos. Es por esto que como punto de encuentro, el
músico siempre recurre al símil tangible para describir recursos intangibles –tales
como las propiedades del sonido-.
Esto abre una puerta al debate a mi entender mas importante
y trascendental al que nos enfrentamos los músicos de hoy en día y es la
creciente brecha entre músico y público. No corresponde ahora ponernos a
debatir, la urgencia de la decisión del
tribunal de esta tarde me insta a terminar esta entrada, pero se queda en el
tintero.
Es bajo esta premisa –significado y percepción- que no me
puedo quedar con ningún concursante de ayer en su totalidad pero si de manera
más humana, aceptando las contradicciones.
El primero y más impresionante de todos que me gustaría reseñar
es el ruso Andrey Baranov. Este joven de 26 años, es la viva imagen de las
escuela rusa de los años 50. Más allá, es la viva imagen de David Oistrakh. Su
técnica habla por el: no hay punto de contacto y basa su producción de sonido
en la velocidad. Esto aporta una gama de colores inmensa y al haber empezado por Schumann, pudo desplegar sus recursos
como un pavo real y realmente fue un Shcumann MUY superior a la media. Mucho.
El mejor.
Sin embargo, Bach siempre pone a pruebas los limites de nuestra técnica y aunque se hizo notar (Bach, el puñetero) en los acordes y en su ejecución, menos limpia, partiéndolos cada vez que quiere entereza en el sonido, este hombre es un violinista inteligentísimo por encima de todo y supo perfectamente enmascarar sus deficiencias escogiendo tempos hábiles y utilizándolos en su favor.
Sin embargo, Bach siempre pone a pruebas los limites de nuestra técnica y aunque se hizo notar (Bach, el puñetero) en los acordes y en su ejecución, menos limpia, partiéndolos cada vez que quiere entereza en el sonido, este hombre es un violinista inteligentísimo por encima de todo y supo perfectamente enmascarar sus deficiencias escogiendo tempos hábiles y utilizándolos en su favor.
La segunda violinista que quiero reseñar es la letona Laura
Zarina. Esta joven de ademanes principescos hace honor a su nombre. Todo en
ella acompaña unas maneras reales. Sonido con múltiples colores, coherencia
corporal y aunque sacó un sonido relativamente pequeño supo mostrarlo con
profesionalidad. Por contrapartida tampoco demostró un punto de contacto
estable, perdiendo la solidez hacia la punta momento en que hacia un gesto que
parece “aprendido”.
Por último Julien Szulman ofreció una interpretación muy a
la francesa, con maneras delicadas pero presuntuosas (sin ánimo de herir
sensibilidades).
Supo explotar sus recursos técnicos en Paganini y aunque
pude entender su fraseo musical en general, a ratos me pareció demasiado
irregular.
A nivel de afinación fue muy pulcro, intercalando afinación armónica y justa con bastante inteligencia. Eso hace que la madera del violín resuene mucho más, dándonos la impresión de que suena el doble. Eso si, el instrumento acompaña.
A nivel de afinación fue muy pulcro, intercalando afinación armónica y justa con bastante inteligencia. Eso hace que la madera del violín resuene mucho más, dándonos la impresión de que suena el doble. Eso si, el instrumento acompaña.
Mención especial merece Richard Lin que si bien no me pareció a la altura del resto, me conmovieron su integridad y profesionalidad. Juzgad como siempre vosotros mismos.
Os dejo, que en media hora empieza la recta final de esta
eliminatoria.
Esta noche mas novedades.
Quizás sea la fatiga, que va haciendo brecha en mí...pero para el día 4 no he logrado decidir qué concursantes me convencen más. Es probable que sea el día con menos nivel en su conjunto de los que he escuchado...El Schumann de BARANOV me ha gustado bastante (me alegro de coincidir con tu reseña), de hecho me he quedado escuchándolo más de lo que suelo hacerlo. Del resto he subrayado los nombres de SZULMAN, JANG y LIN, por hacer algo, aunque ninguno me ha convencido plenamente...
ResponderEliminarYo sigo con mi ritmo desfasado en el concurso, y me falta por escuchar el último día. Tengo mucha curiosidad por ver en qué medida coincido con el jurado.
Saludos y buen comienzo de segunda fase! y si pasas por Gante, suerte!
Del día 5 me convencen KIM Dami, SHISHKOV, KUROKAWA y KIM JAeyoung. Día en mi opinión bastante interesante. Voy a ver los resultados!
ResponderEliminarEl problema que tiene Kim, es que en grabación, como su ejecución es poco menos que perfecta, da una impresión muy distinta que en directo.
ResponderEliminarLo mismo pasa con Baranov aunque en este caso para lo contrario -me gusta menos en grabación que en directo, vaya-.